Ricardo se encuentra obsesionado por el amor de Francesca y mientras ella más lo rechaza, él más se obsesiona con la atención de ella.
Francesca está muy "segura" de el amor de Ricardo y se da el lujo de despreciarlo una y otra vez.
Siente que cada vez que ella necesita quién lo acompañe a una fiesta o reunión o bien cuando se encuentra aburrida lo busca y él siempre está listo y es capaz de dejar cualquier compromiso y estar al lado de ella, por tanto, se siente muy complacido, cuando ella le pide su amor.
La realidad de Ricardo es humillante pero él no se da cuenta. Simplemente experimenta sensaciones de vacío, de enojo, depresión y una gran tristeza cuando toma conciencia de esta existencia tan insignificante y de la poca valía que representa no solo para Francesca sino para sí mismo.
Su autoestima está por los suelos. Ricardo solo cree que puede estar bien, satisfecho y pleno cuando siente que está con ella. Francesca lo estima y lo manipula para sus fines, pero no está enamorado de ella. Francesca lo sabe, se lo ha hecho saber, sin embargo, cuando tiene una necesidad siempre lo busca como un paño de lágrimas.
Ricardo la escucha, es paciente porque piensa que algún día ella se lo querrá mas, reaccionara y sabrá que está llena de amor por ella.
La esperanza es el mal más triste de toda pareja y de toda situación.
Esperar a que nos amen.
Esperar a amar.
Esperar a que la vida nos provea lo que necesitamos.
Esperar a ser feliz.
En fin la esperanza de que ella no lo rechazará más y vivirá con él para siempre es un ilusión que lo mantiene atado y obsesionado en su amor por ella.
Francesca es muy clara: no quiere nada con Ricardo.
Ricardo también es muy claro: ama profundamente a Francesca.
Y sin embargo su vida amor es una fantasía porque no puede desprenderse de ese amor atormentado.
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Uno de los materiales están en relación directa con la intimidad y las formas de vincularnos con el amor de nuestra vida, en el caso de Ricardo, un amor lleno de desprecio y humillación.
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Ana Giorgana
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