Cómo se puede reconstruir esa confianza?
El primer punto es la sinceridad. Saber y reconocer las heridas es una necesidad apremiante. Darles voz y no temer su expresión es liberador. No es difícil experimentar: miedo, vergüenza y dudas. Son sentimientos muy humanos que apelan a la comprensión, pero sobre todo, a la aceptación de uno mismo.
Buscar a los amigos o hacer nuevas amistades es un antídoto para estas dolencias. Aprender a confiar que otros nos aceptan, nos quieren y están dispuestos a compartir nuestras formas de vivir y el proceso por el cuál estamos viviendo.
Dejar más de proyectar sentimientos de no sentirse adecuados. Ha sido solo una ruptura, la vida sigue y es necesario asumirlo con responsabilidad y con la esperanza de sacar de nuevo nuestro tesoro interno, que otros también serán capaces de valorar.
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Ana Giorgana
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