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La adicción afectiva es uno de los mayores problemas
en los consultorios de psicología, también en las confesiones, en los cafés y
en las reuniones con los amigos.
La adicción afectiva se vuelve obsesiva, quemante y
por supuesto que acaba con todo, con la valía personal, con la autoestima, con
el amor propio y con la dignidad.
La adicción afectiva es una forma de entender el amor
destructivo y sin límites.
Los adictos afectivos "están convencidos"
que no pueden vivir sin su pareja, qué mueren de amor y que además, están al
borde de la muerte cuando su amor se fue, se acabó, se esfumó, los abandonó.
En el amor adictivo se establecen relaciones de
dependencia, de un apego mal sano, destructivo y lleno de sufrimiento y dolor.
Nada es tan importante en la vida como el amor a la pareja, como sufrir por la
pareja, como ser para la pareja y estar en función de la pareja.
La necesidad en la adicción afectiva es apremiante. Es
vivir con la borrachera del amor y todo el tiempo tener la resaca de la misma.
El síndrome de abstinencia no se deja esperar, un segundo, un minuto, una hora
es una eternidad si no estamos con la pareja. La vida se achata y las emociones
cobran destellos impresionantes cuando la adicción está en su máximo esplendor.
Algunos llaman a su dependencia adictiva " estar
profundamente enamorados", otros la denominan es qu él es "mi gran
amor", algunas más se identifican con esta forma de amor de lo
"quiero todo para mi".
Por supuesto, que tal vez sea amor, pero un amor lleno
de simbiosis, de fusión, es como un amor chicloso y pegajoso del cuál no pueden
desprenderse. Cuando el amor adictivo toca la puerta en la vida de las parejas,
es como estar amalgamados, no existe un límite claro de la individualidad de
cada integrante de la pareja.
La necesidad del amor se vuelve tan grande que es
difícil prescindir de ella. Las canciones, los consejos, la parte comercial del
amor lo explota con toda su intensidad, de manera que las creencias y cuentos
populares, avalan y condicionan el sufrimiento por amor. Es decir, estamos a
tono con la parte de los sistemas sociales que enaltecen ser una víctima en la
vida de a dos.
De este modo se justifican el control excesivo, la
violencia, los malditos celos que se vuelven infernales, las infidelidades
toleradas al grado sumo y las agresiones volcadas hacia el amor propio. Pero
cómo soy adicto al amor y a tu persona estoy dispuesto a hacer lo que sea con
tal de no renunciar a la adicción.
Un comportamiento adictivo siempre está lleno de
mentiras, por tanto, el autoengaño es una forma de falacia. Es decir, nos
mentimos, le mentimos a nuestra pareja y también le mentimos al amor. Y
entonces, la adictos al amor se sienten aliviados en cuanto su pareja aparece
en escena, de lo contrario, caen en el Síndrome de Abstinencia, que les
permiten tolerar más humillaciones, más agresiones, más esperanzas y menos
compromiso y al mismo tiempo, recurrir de nuevo a apegarse a su objeto
adictivo, en este caso, la pareja.
Los amores adictivos siempre llevan al sufrimiento y
con el tiempo a la destrucción. Y todo adicto necesita un programa para sanar.
No para aliviar sus síntomas sino para curarse de su adicción afectiva, que
finalmente acaba por destruirlo todo. Pero se requiere de un gran coraje para
hacerlo, por tanto, toma conciencia de tu grado de adicción y apego, y por
favor, haz algo constructivo con ella.
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