¡Mientras
más te necesito, más te quiero!
Algunos hombres y mujeres por igual son adictos a sus relaciones sentimentales.
Una serie de
estudios ha comprobado que ellas, lo padecen más que ellos.
En el amor
adictivo solo hay espacio para la relación de pareja. La vida misma depende de
la estabilidad o inestabilidad de la misma.
En el amor
adictivo se está dispuesto a morir, no solo en el sentido figurado, también en
el físico.
La relación
de pareja adictiva genera una especie de éxtasis, de sentirse vivos y experimentar
placer.
Ser adictos al amor, no está ligado a la relación sino a la gran
necesidad de amar y ser amado.
Toda
adicción, está comprobado, lleva a evitar el contacto, la intimidad. Solo se
encuentra la tranquilidad al tener al otro muy cerca, pero nada más.
Sin embargo,
cuando están en la intimidad, en la vida de
pareja de lo cotidiano, no
encuentran la forma de
relacionarse:
discuten,
desean más,
quieren más placer,
más sentimiento,
más experiencias,
más vida.
Y, se torna
como una adicción a una sustancia.
Se crea tolerancia y dependencia. Lo que
quiere decir, que
lo que la pareja puede dar ya no es suficiente.
Temor a la Intimidad y el amor adictivo:
Un amor
adictivo está centrado en la necesidad, por tanto, existe dependencia e insatisfacción.
La necesidad
en el amor adictivo es apremiante, no se puede estar sin la pareja o tener
contacto con ella: control.
El amor
adictivo va de la mano con una sensación carente de amor propio que se busca en
el afuera.
Las personas
enganchadas a relaciones adictivas están sujetas a buscar por encima de
cualquier cosa, una satisfacción que apacigüe sus temores de:
Abandono, de
tristeza, de soledad, de rechazo e incluso toleran el desprecio con tal de
contar con su dosis de amor.
La adicción
amorosa
No es fácil
recuperarse de una adicción amorosa.
Tenemos que pasar por un período de
abstinencia y enfrentar los propios miedos, enfrentar la soledad, enfrentar
nuestra propia necesidad de drama y de desprecio de nosotros mismos.
Sin embargo,
hoy en día, existen varios programas para sanar, salir de ese lugar tan
destructivo que lejos de llevarnos a crecer nos lleva a depender de una manera
insana.
Quedarnos
detenidos en un mal amor tiene su precio y un costo muy alto para la
autoestima, la valoración personal.
Sí no
sanamos: viviremos en el drama, padeceremos depresiones, sentiremos que somos víctimas,
y nuestra vida, siempre penderá de un hilo, que seguramente, se romperá por lo
más delgado, nuestra propia existencia hecha trizas.
El
desarrollo personal y el cierre de ciclos es lo más importante en este tipo de
situaciones.
En la vida
existen caminos:
Los sufres.
Los padeces.
Los
disfrutas.
Los vives
con dolor.
O Tomas la
responsabilidad de sanar tus formas de amar.
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Especialista en Terapia de Pareja
Y Prevención Familiar y Social
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