Toda adicción es una dependencia, una forma de relacionarse
con algo o alguien de manera patológica. No existe ninguna adicción sana. Menos
la tiene que ver con el amor porque se convierte en una necesidad.
La necesidad al amor genera un gran dolor y una sensación
de insatisfacción y pérdida.
Las dependencias amorosas muestran
síntomas claros y
específicas ante la pérdida de ese gran amor; en “aras del
amor”, la relación se convierte en:
- Asfixia: asedio
y exigencia de la presencia del otro.
- Control: querer
saber todo sobre la pareja, sus acciones, sentimientos, pensamientos y actividades, de no ser así, se experimenta
ansiedad, inquietud y desasosiego.
- Dependencia:
la renuncia a todo lo que es “nuestro” como intereses, actividades y la vida
misma gira en torno a la pareja. Estar disponibles para el para no perder su amor y su atención.
- Chantajes: se
condiciona el amor, se pelea a capa y espada para hacer sentir culpable a la
pareja. Ellos los malos y nosotros las víctimas. Un juego peligroso y que no
siempre da resultado.
- Celos
incontrolables: desconfianza y temor de perder al gran amor.
Vivir una relación de pareja con inseguridad, miedo y terror
a perder a la pareja se convierte en una
necesidad. La adicción consiste en
distorsionar el amor en necesidad.
Las adicciones son dolorosas, engañosas y perturbadoras. Un apego enfermizo a la pareja es insostenible.
Depender de una persona es un riesgo y un precio alto a
pagar, sobre todo, cuando existe violencia, infidelidad, faltas de respeto y
una existencia indigna en la vida en pareja. Se trata de una relación con
tintes muy infantiles y de exigencias irracionales.
La adicción amorosa es traicionera. Nadie puede controlar a
otro ser humano, aunque se desee intensamente. Nadie puede obligar a otro que nos ame y
permanezca en la vida propia para siempre. Nadie puede forzar a otro a ser
fiel, esa es una decisión personal. Nadie puede hacer lo queramos cuando lo
queramos o a la hora que queramos. Es una fantasía.
La manipulación se vuelve un
espejismo para lograrlo, a través
de:
Chantajes, celos, control y amenazas denigrantes para que el
otro permanezca en la relación.
Una gran falla en la estima personal. Toda persona que
padece una afección adictiva en el amor requiere trabajar intensamente, para
dejar de centrar sus vidas y existencia en alguien fuera de sí mismos.
Como toda adicción, la afectiva, necesita un tiempo de recuperación.
La primera condición es transitar un proceso de alejamiento, de abstinencia
para sanar las heridas de esta dependencia amorosa.
Puntos de
reflexión:
1.- Tomar conciencia de que se vive una relación destructiva
y adictiva.
2.- Aceptar esa condición amorosa.
3.- Un gran compromiso personal para salir de ahí.
4.- Coraje para sanar.
No existe otra alternativa. Emprender un proceso de
desarrollo personal es imprescindible para mejorar la calidad de vida
emocional.
Cómo Recuperar la confianza en el amor, es uno de los libros que habla sobre este tipo de relaciones.
Especialista en Terapia de Pareja
Y Prevención Familiar y Social
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