La bipolaridad es un trastorno que se controla pero no se cura.
Las personas que lo padecen justamente tienen un trastorno en sus formas de expresión del humor y de una serie de
comportamientos “anormales” que no guardan proporción con la situación o con la pareja en sí.
La bipolaridad puede tornarse destructiva cuando no se encuentra atendida y bien diagnosticada.
Todo trastorno bipolar tiene que estar bajo la estricta vigilancia de un médico, y por supuesto,
de un psicólogo que se encarga de cómo impacta esta enfermedad en la vida de la pareja, de la persona y la familia.
No es fácil vivir con alguien que una temporada está eufórico y te ama y te adora
y tiempo después es indiferente y se encuentra deprimido, y en algunos casos, se quiere hasta morir.
Las alteraciones de este mal influyen en el comportamiento de la pareja,
porque si no se comprende bien podemos llegar a sentirnos lastimados, enojados, defraudados, no vistos y hasta en una situación de riesgo. CeCreTo-Centro de desarrollo humano y personal
Ana Giorgana
