Ignacio llegó hasta la madrugada. Magdalena lo esperó y lo esperó y cómo su nombre lo indica lloró hasta el amanecer. Él se apareció muy quitado de la pena. Con un cinismo que ella nunca antes había conocido. Le marcó setenta veces y él jamás contestó el teléfono.
Magdalena ya tiene que levantarse, arreglar a los niños para ir a la escuela y preparar todo para llegar al trabajo a tiempo. Está hecha trizas. No se puede concentrar y siente un fuerte sentimiento de indignación y de tristeza.
Ignacio se siente con el derecho de no dar una sola disculpa. En realidad él ha abandonado la relación desde hace tiempo. El abandono es uno de los riesgos del amor en pareja más dolorosos que afrontar. Ahora Magdalena está sintiendo en carne propia sus estragos.
Ignacio es un hombre calladao. No da explicaciones. No le interesa que lo acepten o lo quieran. Él es así y punto. Ella ha intentado seguir con él para formar una familia, pero en esta ocasión, no puede más. Su ira y su rabia se la ha tenido que tragar todita.
A las once de la mañana le marca a Ignacio y le pide que tienen que hablar, él le contesta que está muy ocupado y que no puede distraerse con tonterías. Una humillación más para la vida en pareja.
Magadalena no entiende de hechos quiere palabras y definiciones. Está cegada por el mecanismo de negación. Y no quiere darse cuenta que eso está terminado.
Emprender un camino de crecimiento personal es lo más acertado.
En mi libro:
Cómo Enfrentar los duelos y las pérdidas: cerrando ciclos en la vida: un camino hacia la libertad emocional, hablamos sobre estos procesos dolorosos para decir " a dios" a una relación insostenible.
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Ana Giorgana
Terapeuta
Coach en calidad de vida emocional
