Mercedes ama a sus parejas con una locura frenesí. Apenas le gusta alguien ya siente que está enamorada de él. Lo sueña. Lo piensa todo el día. Se fusiona todo el día con un amor pegajoso.
Algunos se sienten amados y permanecen con ellos porque sienten que ella es muy apasionada. Incluso Mercedes así se define, es que: soy muy apasionada en el amor. Y eso después me hace sufrir.
Mercedes los quiere con un amor apasionado y sin condiciones. Ellos están dispuestos a amarla también, el problema es cuando en lo cotidiano no se puede sostener esa pasión por tanto tiempo. Pero ella cuando esta pasión baja en intensidad se siente abandonada, no querida, no amada.
Así ella vive en una constante lucha entre amar apasionadamente y el aburrimiento de lo cotidiano. No logra un equilibrio en su vida. Está siempre al acecho de revivir la llama de la pasión.
No puede estar tranquila. Necesita la fuerza de la adrenalina.
Se siente todo el tiempo desilusionada y triste.
La vida amorosa también es un acto de equilibrio. De lo contrario puede caer en situaciones de dolor y de sufrimiento.
La pasión es solo un aspecto del amor pero no lo es todo.
Mercedes ama con pasión y sufre con la misma intensidad.
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