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El fortalecimiento de la pareja es la clave para mejorar las familias y la sociedad

El fortalecimiento de la pareja es la clave para mejorar las familias y la sociedad
Ana Giorgana

domingo, 24 de julio de 2011

El egoísmo y la vida en pareja...

Crítica escrita por:AnaGiorgana
El egoísmo ha sido mal entendido en las sociedades actuales. Creemos que si somos egoístas y velamos por nosotros mismos somos personas llenas de personalismo y narcisistas. Es verdad, existe una línea tenue entre el amor a sí mismo y el amor a otros, principalmente el tema que nos ocupa es la pareja. Cuando nuestra pareja o nosotros mismos solo somos capaces de ver por nuestros intereses y apetitos sobrepasando lo que pase con los demás, entonces sí, nos encontramos con el egoísmo a ultranza que parece no tener razones ni condiciones de existir. Sin embargo, lo hacemos.


Según por amor, yo diría por adicción o por una gran necesidad de ser mirados, amados, importantes para alguien aunque ese alguien ni siquiera pueda cubrir con los requisitos indispensables en una pareja, como son:
  • comprensión.
  • solidaridad.
  • relaciones de equidad.
  • atención.
  • valoración.
  • estar cuando se le necesita.
Por el contrario hombres y mujeres se lanzan a la tarea de amar a quien no puede comprometerse, sino que les son infieles y ellos se duelen de su condición pero no hacen nada mas que quejarse para modificar su tan desgraciado amor.
El egoísmo mal entendido es darse al otro sin restricciones. Entonces nos embarcamos en relaciones destructivas y sin futuro por creer, que el otro es más importante que nosotros mismos.
Por supuesto que existe un desequilibrio funcional y de estructura. Las relaciones deben ser equitativas. Ambos miembros de la pareja cuentan por igual en importancia, independientemente de sus roles.
Pero no, todo lo queremos ver en función del amor. El amor no alcanza para la realización, para la construcción de la pareja y su vínculo y tampoco para reestablecer relaciones de violencia y dolor.
Pero el egoísmo cuando se inserta en la vida de la pareja ya no se puede parar. Para que exista necesita haber uno que consienta que se sienta víctima y otro victimario que ejerza todo el poder de su encanto y envidia para crear vínculos destructivos.
No es necesario ya vivir sobre la cultura del sufrimiento, pero para ello, necesitamos repensar nuestras formas de amar y de vivir.
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