Silvia está temerosa en sus relaciones de pareja porque teme que la abandonen.
Para ella, todos los hombres son iguales y sí su papá la abandonó, entonces cualquier hombre también hará lo mismo.
Silvia se encuentra atada a una idea, a una historia infantil y aun guión muy destructivo que no la llevan más que a experimentar inseguridades.
En el momento en que un hombre se torna importante para Silvia se inician los temores, ella trata de que no se note su miedo, pero primero los empieza a acosar, quiere saber siempre dónde están.
Generalmente intenta controlarlo todo: a qué hora llegan, dónde irán, qué harán después del trabajo.
En cada tiempo que ella no sabe de su pareja empieza a experimentar una gran angustia. Siente que esos momentos ya están hablando de un abandono que ella no podrá tolerar. Esta angustia que siente la hace sentir vulnerable frente a su pareja.
Aunque sus parejas no tengan la intención de hacerlo, ella considera que no es lo suficientemente digna de amor, y por tanto, como su padre no se quedó con ella, ningún hombre lo hará, esa es su forma de vivir. Sufre intensamente quiere y desea una pareja pero realmente sufre intensamente con la relación. No sabe por dónde empezar a sanar.
Está confundida, primero necesita cerrar ciclos desde la infancia y asumir que su experiencia de la infancia no determina que otro hombre, precisamente el que ella elija como pareja, la dejará sin su amor.
Desarrollar su estima personal y comprender que es digna de ser amada, el problema de Silvia parece ser que ella no acepta su historia, en fin, no se acepta a sí misma y requiere recuperar su confianza en el amor personal.
Ana Giorgana
