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El fortalecimiento de la pareja es la clave para mejorar las familias y la sociedad

El fortalecimiento de la pareja es la clave para mejorar las familias y la sociedad
Ana Giorgana

lunes, 14 de mayo de 2012

Emociones destructivas y vida en pareja...


Todas las emociones son importantes y es necesario reconocerlas para darle una salida constructiva a las mismas. Realmente es necesario conocer su significado y el tipo de salida con la que afrontamos dichas emociones. 

En cierto sentido, cuando nos enfrentamos a emociones agradables consideramos que toda nuestra vida en pareja brilla y nos sentimos enamorados y seguros.

Sin embargo, cuando tocamos otra serie de emociones en la relación de pareja y tocamos sentimientos perturbadores, o los observamos en nuestra pareja, no atinamos a darles solución y nombre nos sentimos llenos de dolor, de frustración, de rabia, de ira y depresión y tristeza.
Aunque las emociones no son dañinas en sí mismas, sí lo son las formas de afrontarlo y cómo afectan la salud, las relaciones, y por supuesto, la vida en pareja.

María comenta al respecto, ante la ruptura de su matrimonio, se quedó paralizada y no lograba dar una explicación a su situación, en cierta forma vivió el abandono en carne propia. Su única razón de existir era Manuel, su matrimonio y por supuesto, soñaba con tener una vida familiar duradera y estable. Pero esto no ocurrió y le llevó un gran tiempo salir de su posición de víctima"

En cierto sentido María estaba deprimida, llena de dolor, de frustración y de enojo y rabia. Su vida se derrumbó de un día para otro y pronto cayó en un estado de parálisis, sólo hasta que comprendió y tomo decisiones al respecto de su estado, pudo superar y aprender a manejar sus sentimientos destructivos que ahora se habían volcado contra ella misma.

También en los vínculos amorosos existen personas iracundas, irritables, explosivas que viven con una tensión interna exagerada, por lo tanto, se vuelcan hacia la pareja con desprecios, enojos, críticas implacables, frustración, hostilidad, ira y enojo.

Estas son emociones tóxicas que no solo deterioran la salud, y algunas veces llevan a las adicciones, sino que tensan el vínculo, las relaciones humanas, y por supuesto la vida en pareja. En este tipo de personas se encuentran inmersas aquellas que cuentan con tintes marcadamente narcisistas. Los vínculos narcisistas son muy destructivos, en primera porque el narciso no reconoce su grado de toxicidad y por otro, carece de una gran empatía para entender como se siente su pareja.


Las personas hostiles son irritables pero sobre todo se tornan con actitudes cínicas y siempre se encuentran dudando de las motivos y de las maneras en las que otras personas hacen las cosas, se tornan suspicaces, es decir, desconfiados e interrogan a las parejas para intentar aclarar o para ver si la encuentran en alguna contradicción. La atacan y aunque requieren explicaciones no están dispuestos a creerlas. Este podría ser uno de los origenes de los celos patológicos.

En cierto sentido, estas emociones destructivas complican más el vínculo, porque la persona hostil generalmente no reconoce las consecuencias de sus acciones en el otro, en este caso la pareja.  

Son impacientes y su vida interna es contradictoria y con una gran frustración, por tanto, la emoción predominante es el enojo.

Pero el enojo es una fuerte energía que requiere que se lleve a la acción de lo contrario se convierte en depresión.

Es importante conocer el alcance de nuestras emociones que nos pueden llevar a construir vínculos sanos cuando se enfrentan de manera constructiva, para arreglar conflictos y para medir el grado de satisfacción de nuestras relaciones, o bien, nos llevan a experimentar emociones tóxicas, dañinas y adictivas que siempre acaban por fracturar la vida en pareja.

Gracias por leerme, mi misión es la calidad de vida emocional y su impacto en lo social.

En Cecreto contamos con recursos para mejorar tu calidad de vida emocional en pareja y en todo lo que tenga que ver con la experiencia humana.

Cuando el amor en pareja se convierta en dolor...
Ana Giorgana