Ana Giorgana
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Generalmente, la vida de Estefanía transcurría entre fiestas
y compromisos. Ella desde el noviazgo, no detectó que Rubén abusaba con
frecuencia del alcohol.
Pensaba que era parte de la vida. Poco a poco y al casarse
con él, se dio cuenta que los patrones de consumo de Rubén, cada aumentaban más
y más. Incluso él no regresaba a la oficina por la bebida y podía seguir así
días y días tomando sin parar.
Por supuesto, que ella, se daba a la tarea de hablar con él.
Sin embargo, uno de tantos días, en los que ella estaba preocupada, triste y
llena de resentimiento, una de sus hijas le comunicó que había conseguido un
trabajo y se marchaba. Ella no podía seguir viviendo más en esa casa llena problemas,
de alcohol y de irresponsabilidad.
El cuadro siempre el mismo, ella llorando y sufriendo. Su
papá alcoholizado. Estefanía siempre pensó que se quedaba en la relación por
sus hijas, pero ahora, su hija mayor le daba una lección: ella no sería testigo
ni un día más de ese ambiente familiar.
Estefanía, llamó a Rubén, lo culpó y responsabilizó de todo
lo que estaba ocurriendo. Para Rubén, era una rabieta solamente, y la chica de
regresaría. Pero pasaron los meses y la hija no volvió. La situación emocional
de Estefanía empeoraba cada día más. Alcoholismo y vida en pareja
Su hija, no quiso volver a ver a su padre, Estefanía la veía
una vez por semana. Los otros hijos, cansados de lo mismo, decidieron emprender
el vuelo junto con su hermana.
Finalmente, Estefanía se miró sola, vacía, sin hijos y llena
de dolor y pena. No aceptó su responsabilidad personal de vivir con una persona
con una adicción. Para ella, todo
pasaría demasiado pronto. Pero ya habían transcurrido varios años, y en lugar
de mejorar, las cosas empeoraban cada día más.
Poe supuesto, que con el alcohol, existe todo: fiestas,
otras mujeres, irresponsabilidades, choques constantes y dilapidar parte del
ingreso familiar. Estefanía seguía
enamorada de su marido. Su negación hacia sí misma no le permitía salir de su
situación.
Los hijos, le pedían que se fuera con ellos, pero ella, se
sentía que tenía el compromiso moral de vivir con Rubén. Por supuesto, Rubén,
no tenía ningún compromiso con ella. Al contrario, la culpaba por su forma de
beber. Estefanía muestra una gran dependencia emocional hacia Rubén y su forma de beber. Alcoholismo y vida en pareja
Ella, durante años creyó que era responsable de él, de
salvarlo y de salir adelante como familia.
Después de años, ella tomó la
decisión de encontrar un trabajo, de salir de casa y Rubén armó un gran
escándalo y conflicto por ello, él no toleró que ella empezara a ser
independiente.
Estefanía, empezó a estudiar y a tener logros diferentes. En lugar,
de tener toda su energía depositada en Rubén y su alcoholismo, logro salir de
esa parte destructiva de sí misma. El trabajo en la terapia fue arduo, pero
logró salir de ese estancamiento y formar una nueva relación consigo misma y
con sus hijos.
Parecía que nada podía mover a Estefanía, sin embargo, acercarse a la psicoterapia fue una gran posibilidad de sanación y curación para ella y sus hijos.
Si te encuentras en una relación así, no lo vivas sola. Busca ayuda!!!
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