Ya me cansé de escuchar lo mismo una y otra vez, dice Dario.
La verdad me quiero separar.
Es que en serio ya no quiero seguir contigo.
Raquel acto seguido sigue como si nada y tampoco toma acciones.
Dario como ya sabe que Raquel le dice muchas cosas y todas radicales, ya hasta se acostumbró a sus quejas.
Todas las noches es el mismo cuento.
Raquel tiene una gran ambivalencia: quiere a Dario pero no sabe qué quiere y cómo lo quiere
Hace tiempo que Dario ya no responde. Permanece callado o solo dice está bien.
Lo cuál para Raquel también es un insulto.
No le hace caso, no la toma en serio.
Se quieren, sí, llevan ocho años de matrimonio.
Pero Raquel no está conforme.
Dario continúa su vida, sus actividades y ella más se enoja.
Él quiere una vida tranquila y ella también.
Solo que Raquel quiere soluciones radicales y él es más conciliador.
El problema principal es que Raquel ha dicho tantas veces lo mismo.
Que sus palabras ya no tienen el mismo efecto para Dario.
Cuántos como Raquel o Darío nos quedamos en relaciones sin solucionar los conflictos y vivimos día a día, en lo cotidiano todo el tiempo en el conflicto.
Ambos están desgastados con esa forma de interacción, pero no logran darle la vuelta al conflicto.
Se aman sí, y mucho, pero sus problemas son más profundos.
Y si ella continúa con las mismas amenazas encontrará los mismas respuestas de Darío.
Necesitamos cambiar a veces un poco la visión y exponer el problema menos ambiguo sino con mayor claridad.
Los dos somos iguales
Gracias por enviar sus historias
Ana Giorgana
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